Hoy tuve una idea de las peregrinas. Esas que aparecen en cama y debates si encender la luz o no. Que quizás mañana te acuerdes. Aunque sepas que no. Y es que pensé que estos últimos doce meses daban para historia. Un librito humilde, puro y pequeño. Como un trébol de cuatro hojas o un diente de león.
Imaginé la dedicatoria. Que siempre es lo mejor de cualquier libro.
"A quienes quise querer
y no quisieron.
A quienes quiero
y quieren."
Y me sentí bien. Que sería un buen resumen. Que cabrían todas las personas del último baño. Las que siguen, las que se fueron. Cabrían hasta las que no se despidieron.
Sonó el despertador. Y ya era hoy y yo sin leche en la nevera. Desapareció la idea. No preparé café.
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