Cuatro de la mañana
han hecho
comenzar nuevo cuaderno
con paradójico diseño
de casas
dentro de las que escribir
construir
listas de especies
de espacios
entendidos
determinativos
constructivos
en los que estuve
y fui
estoy y soy
y que recuerdo
muy bien
pues siempre
me han gustado
los agujeros
de los ladrillos
(y sus posibilidades
de escondite)
su fortaleza
unida
y su fragilidad
en sí misma(da).
El tacto rugoso
de la arcilla reseca
naranja
que tiñe las manos
Fue un regalo
todavía presente
habitarlos
Entender que
en espacios
bien desenladrillados
podemos ver
el cielo.
Y tender escaleras
(con ropa mojada
y viento)
que nos catapulten
más allá.
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