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Alicia

Alicia viste de azul

y no se tiñe el pelo

de rubio


Acostumbra hacerse pequeñita

para después dejarse crecer

sin saber que ni caber

en una tetera

puede al final


Alicia muta

y transmuta

es ajena

y enajena

y por las noches

no sabe quien es


Vive en su cuento

que tantas veces la asusta

sabiendo que su historia

es la de todos

(quienes la entienden)


Y a veces

no se reconoce

ni en el espejo

ni en la persona

ni en su azul


Y entonces

solo puede

sentir

"por favor, bébeme"

(o "trágame, tierra")


Pero, no habría problema

si Alicia supiera

seguir el camino

a la segunda estrella

a la derecha

y todo recto

hasta el amanecer.


No habría problema

si Alicia despertara

y cambiara

de cuento.


Si fuera

silvestre.


Podría entonces

vestir de verde,

ir descalza;

quedarse de pie

(con los pies muy abiertos)


Plumas

en el pelo.


Y vivir dentro de un árbol,

perdido en atemporalidades

infantiles

de niños que no quisieron

dejar de ser

silvestres.


Tan silvestres

como saber aullar,

creer en las hadas,

saber que su magia,

se dibuja en forma

de polvo dorado.


Magia enlatada,

de otra época;

magia solemne

y de verdad

que hace perder

la consciencia del tiempo


Que revienta el reloj

del conejo

que llegaba tarde

o que se comió

el cocodrilo


No habría problema

si entendiera

que la magia

de otras historias

puede ser también

para sí


Porque lo que Alicia

no sabe

es que el tiempo

sigue corriendo

y siempre

llegamos tarde


Tarde a despertar

tarde al café

tarde a la mirada

de la fotografía

tarde a darnos cuenta

de que no era una casualidad


A saber que sin cuento

no hay historia

que sentir


y es que solo quedaría

Alicia

con ese algo de magia

que se dejó Campanilla

cuando Peter Pan

la encerró.

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